El ictus es una enfermedad aguda que causa una alteración brusca en la llegada de sangre al cerebro, provocando por tanto la muerte de neuronas y afectando gravemente la salud del paciente. El ictus se clasifica en dos tipos principales: ictus isquémico (causado por una obstrucción en las arterias del cerebro) e ictus hemorrágico (causado por la ruptura de un vaso sanguíneo).
Primeros Pasos después de un ictus
Tras la hospitalización y una vez que la condición de salud del paciente esté estable, es fundamental iniciar la rehabilitación lo antes posible, idealmente entre las primeras 24 y 36 horas después del ictus. La rehabilitación neurológica intensiva, constante y concentrada en el tiempo, ha demostrado mejorar considerablemente el pronóstico de recuperación.
Secuelas del ictus
Tras sufrir un ictus, los pacientes pueden referir pérdida de la sensibilidad y/o la capacidad de movimiento en una mitad del cuerpo, espasticidad, problemas de comunicación, dificultad para tragar, dificultad para mantener la atención en una tarea o para recordar cosas, cambios en el estado de ánimo…
Estas secuelas pueden llegar a producir una gran discapacidad y pérdida de la independencia del paciente, es por ello que no alargar el comienzo de la rehabilitación puede ser clave para tratar de disminuir estas secuelas.
Rehabilitación tras un Ictus
Cada paciente es único y necesita un plan terapéutico personalizado, coordinado por profesionales de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y neuropsicología, para maximizar la recuperación.
De esta manera, es de suma importancia el establecimiento de objetivos que sean relevantes para el paciente, permitiendo el trabajo en equipo de todos los profesionales para lograr la consecución de los mismos.
Durante este proceso de rehabilitación, la dosis será un factor clave en la rehabilitación. Es posible que tras haber sufrido el ictus, el paciente experimente una mayor fatiga, sin embargo, incluso en estas situaciones, el éxito del programa de rehabilitación se encontrará muy mediado por el número de horas de rehabilitación que se dediquen a la misma.
Así por ejemplo, los estudios de investigación más recientes afirman la necesidad de realizar por lo menos 3 horas diarias de rehabilitación exclusiva del miembro superior, durante 5 días a la semana, para lograr mejoras sustanciales en la función motora del brazo y la mano. Por tanto, en función de las necesidades de cada paciente, es posible que en las primeras etapas de la rehabilitación, el paciente trabaje entre 3 y 7 horas diarias con nuestros profesionales, con el objetivo de potenciar la recuperación lo más posible.
La inclusión de técnicas de estimulación cerebral no invasiva, pueden suponer un beneficio añadido a la rehabilitación, logrando una mayor recuperación funcional para el paciente.
En Neuron, nos comprometemos a proporcionar servicios de salud de calidad, accesibles y centrados en el paciente neurológico. Nuestro objetivo es mejorar la vida de las personas y promover su bienestar físico y emocional, ofreciendo esperanza y la mejor inversión en salud a través de nuestra rehabilitación especializada.