Cuidar al cuidador de personas con enfermedades neurológicas

Cuidar al cuidador: claves para atender a personas con enfermedades neurológicas
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Cuidar a una persona con daño cerebral es un reto que exige tanto dedicación como preparación, y esto es algo con lo que todos podemos estar de acuerdo, siendo familiares de estas personas con situaciones de gran discapacidad. A continuación, por si fuera de ayuda, que creemos que sí, vamos a abordar aspectos esenciales para ayudar a mejorar su calidad de vida y proporcionarles un entorno seguro y de apoyo. Porque a final de cuentas, de eso trata, de cuidarnos bien entre todos. 

Comprender el tipo de daño cerebral y su impacto

El daño cerebral puede deberse a múltiples causas, como accidentes cerebrovasculares, traumatismos cráneo-encefálicos, entre otros. Según su origen y gravedad, las secuelas pueden ser diversas: problemas de movilidad, equilibrio, alteraciones en el habla y la comunicación, dificultades cognitivas, la visión y cambios en el estado emocional. La clave es informarse, con ayuda de facultativos médicos como neurólogos o médicos rehabilitadores y otros profesionales sanitarios, acerca del tipo específico de daño para adecuar los cuidados a las necesidades de esa persona de nuestro entorno de afecto.

Crear un Entorno Seguro y accesible

Este entorno debe adaptarse para minimizar el riesgo de accidentes mayores y fomentar la autonomía, sin paternalismos ni proteccionismos. Considera hacer cambios en el hogar, como:

  • Instalar asideros en los espacios de baño y aseo.
  • Eliminar obstáculos como escaleras, bañeras que puedan dificultar el día a día.
  • Evitar alfombras o cables sueltos que puedan causar caídas.
  • Adaptar la altura de los muebles para facilitar el acceso.
  • Asegurarse de que la vivienda esté bien iluminada para ayudar a la orientación.

Según sea el daño, es importante estimular la rehabilitación y la terapia profesional durante todo el proceso. Los programas de rehabilitación, intensiva y precoz son esenciales para ayudar a la persona a recuperar o mejorar ciertas habilidades. Es fundamental asistir a todas las citas de fisioterapia, terapia ocupacional o logopedia, porque además de estar en manos expertas, estos profesionales nos van a dar herramientas para cuidar bien y tener pautas y ejercicios para realizar en casa. Además, las actividades cognitivas como juegos de memoria o lectura creativa ayudan a estimularle cognitivamente.

Como cuidadores tenemos que tener claro la importancia de la salud mental y emocionalEl daño cerebral puede afectar la salud mental y el bienestar emocional de la persona. Es común que experimenten frustración, ansiedad, depresión o cambios de humor. Brindar apoyo emocional es crucial para ayudarles a aceptar y adaptarse a sus nuevas circunstancias, y este apoyo, además de proveerlo, también tenemos que solicitarlo y reivindicarlo. Escuchar, ser paciente y respetar sus emociones son pasos importantes, y todo esto viene bien cuando se trata de ejercer de cuidadores.

Además, el apoyo de un psicólogo o terapeuta puede ser beneficioso para trabajar en la autoestima, las habilidades de afrontamiento y la adaptación emocional, tanto para el paciente como al cuidador.

Fomentar independencia

Otro punto a destacar es siempre que sea posible, fomentar la independencia de la persona, incluso en tareas simples como vestirse, comer o moverse. Ofrecerles la oportunidad de hacer lo que puedan por sí mismos refuerza su autonomía, seguridad y su confianza. La participación en actividades sociales y recreativas también es importante para evitar el aislamiento y mejorar su estado anímico.

Como bien habrás podido entender, todo este texto viene a fomentar esa máxima de cuidar al cuidador y evitar su agotamiento, sentimiento de soledad y tristeza. El cuidado de una persona con daño cerebral es una tarea exigente. Los cuidadores también necesitan tiempo para descansar y atender su propia salud. Es crucial aceptar ayuda de otros familiares o profesionales, buscar apoyo emocional, demandarlo y, si es posible, establecer una rutina que permita momentos de descanso y desconexión. Para ello busca redes de apoyo, formales o informales, familiares o de amigos, e incluso de asociaciones u organizaciones no gubernamentales para hacer esa carga menor. Estos apoyos proporcionan un espacio de intercambio de experiencias y consejos entre familias que están atravesando situaciones similares que son muy necesarios.

La información, el apoyo profesional y la solidaridad de familiares y amigos son pilares fundamentales en este camino de cuidar para mejorar la salud de los nuestros.

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