La importancia de la adaptación de la vivienda tras un daño cerebral

importancia de la adaptación de la vivienda tras un daño cerebral
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¿En qué consiste adaptar una vivienda? Es una respuesta a las necesidades que presentan determinadas personas para suplir las carencias generales que se encuentren en la vivienda. Se elabora un diseño adaptado y funcional con medidas de apoyo accesibles y cuyo objetivo sea promocionar su independencia en el hogar.

Lograr una accesibilidad adecuada en el hogar es uno de los muros más importantes a derribar en personas con movilidad reducida, y conseguir un entorno cómodo que favorezca en el mayor grado posible, el movimiento y la autonomía, suponen puntos esenciales sobre los que centrarse a la hora de plantear un entorno más accesible.

¿Cómo se realiza una adaptación del entorno?

Se realiza una valoración exhaustiva del domicilio/centro o entorno externo, donde se identifican los elementos susceptibles de cambio o incorporación para hacerlo lo más accesible y cómodo posible: por ejemplo, eliminando, sustituyendo o redistribuyendo enseres o mobiliario presentes en casa que no garanticen su seguridad o, por otro lado, incorporando la utilización de productos de apoyo que fomenten esa seguridad y autonomía en el desempeño de tareas diarias. Además, se proporciona información y herramientas sobre ayudas económicas, accesibilidad de la vivienda y adaptación del hogar.

Esta adaptación del hogar complementada con la rehabilitación va a actuar como refuerzo del trabajo que se realiza en sesiones de tratamiento, además de conseguir una transferencia a casa y un buen afianzamiento de lo trabajado, promoviendo una mayor independencia funcional en actividades del día a día.

Las actividades de la vida diaria (AVD) son un conjunto de tareas o conductas que una persona realiza de forma diaria y que le permiten vivir de forma autónoma e integrada en su entorno y cumplir su rol o roles dentro de la sociedad.
Varían entre las actividades que son más fundamentales para la supervivencia, que realizamos de forma automática y a diario y que tienen que ver con el cuidado y mantenimiento del propio cuerpo (la alimentación, el vestido, el aseo personal…); hasta algunas tareas más complejas que permiten la interacción de la persona con el medio/entorno que lo rodea y tienen un nivel de mayor complejidad tanto cognitivo como motriz (hacer la compra, cocinar, usar el teléfono….) Así mismo todas las actividades relacionadas con el ocio y el tiempo libre, y aquellas relacionadas con el ámbito laboral.

Todas estas actividades se llevan a cabo en el entorno y en el domicilio de la persona. Son actividades que se realizan todos los días y que, en una persona sin ninguna alteración, no suponen ningún esfuerzo, pero cuando existen en la persona limitaciones físicas, cognitivas, sociales y/o emocionales como en el caso del daño cerebral adquirido; la independencia en éstas actividades pueden verse claramente disminuida; precisando de supervisión o ayuda de una persona externa para poder llevarlas a cabo.

El Terapeuta Ocupacional es el encargado de abordar estas dificultades y en muchas ocasiones, la mejor manera de intervenir es en la propia vivienda y el entorno personal del usuario, ya que es el lugar dónde la mayoría de las actividades se desarrollan y esto ayuda a su aprendizaje y generalización, mucho más que cuando se llevan a cabo en un entorno artificial o simulado.

El entorno de cada persona es de gran importancia y es único para cada persona influyendo directamente en la realización de las actividades. Por ello, las actividades no pueden entenderse sin el entorno en el que se llevan a cabo y su entrenamiento debe llevarse a cabo en el mismo. Para un correcto desempeño ocupacional debe tenerse en cuenta, a la persona, la actividad y el entorno en el que se realizan, porque si el entorno cambia, también lo hará el desarrollo de la actividad.

La intervención en el domicilio permite a su vez, extender la intervención a familiares y cuidadores en todo el proceso. Es importante un tratamiento transdisciplinar dónde la familia, el individuo y el terapeuta estén coordinados. La familia actuaría como coterapeuta, con el fin de extrapolar al día a día todo lo aprendido, incrementando el aprendizaje de todas las estrategias que se están entrenando. Por lo que el entrenamiento en el entorno con la familia y el usuario se vuelve imprescindible para que se generalice.

Por otro lado, este tipo de intervención permite identificar los posibles problemas de accesibilidad y valorar la necesidad de adaptaciones del entorno o productos de apoyo y el entrenamiento en su uso.
Cabe señalar la importancia de realizar actividades que para la persona tengan un significado y un propósito ya que esto hará que el aprendizaje sea más efectivo; Profundizar en el propósito, significado y percepción de las rutinas de cada uno permiten a las personas obtener un equilibrio ocupacional.

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