Fases del duelo tras un ictus

Fases del duelo tras un ictus
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Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término «duelo» tiene varias acepciones. Las más relevantes en el contexto emocional y psicológico son:

  1. Duelo (como «dolor o aflicción»): «Dolor, lástima, aflicción o sentimiento.»
  2. Duelo (como «proceso de adaptación»): En términos más amplios, también se usa para referirse al proceso de adaptación emocional que ocurre ante una pérdida significativa, aunque la RAE no lo define de esta forma explícita. Sin embargo, se ha generalizado en psicología para describir el proceso natural de aceptar la pérdida, que implica varias etapas emocionales (como las de Kübler-Ross).
  3. Duelo (en contextos de pérdida): «Manifestaciones de dolor, especialmente en funerales.»

Estas definiciones se enfocan en la respuesta emocional que se desencadena frente a una pérdida significativa o una situación dolorosa, un proceso fundamental en la adaptación emocional a cambios o pérdidas, que puede incluir la pérdida de capacidades o roles importantes en la vida, como en el caso de una persona que ha sufrido un ictus. 

El duelo tras un ictus es una experiencia compleja, marcada por un proceso de adaptación emocional frente a las pérdidas y limitaciones que surgen tras el evento cerebrovascular. Este duelo no se refiere únicamente a la muerte, sino a la pérdida de capacidades físicas, cognitivas y, en ocasiones, a la identidad previa de la persona. La rehabilitación post-ictus requiere abordar no solo el aspecto físico, sino también el emocional, ya que el proceso de duelo afecta la motivación y la capacidad de la persona para involucrarse en su tratamiento. Para ello, en las clínicas Neuron tenemos un equipo profesional y experto en manejar estos casos y el duelo, asociado a su nueva condición de discapacidad y nuevo rol, profesional y personal, entre otros de las personas que han sufrido un daño cerebral.

Con este artículo pretendemos dar a conocer las fases del duelo que una persona con ictus puede experimentar durante su proceso de rehabilitación, basándonos en el modelo de las etapas de la doctora Elisabeth Kübler-Ross, experta en este tema, aunque cabe mencionar que estas fases no siempre siguen un orden lineal y pueden repetirse o entrelazarse.

Negación

La fase de negación es común en los primeros momentos tras el ictus, cuando el paciente todavía se encuentra asimilando el impacto del evento. Esta etapa puede manifestarse como una dificultad para aceptar las pérdidas funcionales y cognitivas. La persona podría minimizar la situación o convencerse de que recuperará sus capacidades rápidamente y sin gran esfuerzo.

Durante la rehabilitación, es crucial que los profesionales de la salud brinden información clara y comprensible sobre el estado actual y las expectativas de recuperación, evitando generar falsas esperanzas pero proporcionando apoyo psicológico para que el paciente empiece a procesar sus nuevas circunstancias.

Ira

La ira surge al comenzar a comprender la magnitud de las secuelas del ictus. En esta fase, la persona puede sentir frustración e injusticia, tanto por lo que le ha ocurrido como por la pérdida de su independencia y habilidades. Estos sentimientos pueden dirigirse hacia sí mismo, los familiares, los terapeutas e incluso hacia el sistema de salud.

Es importante en esta fase validar los sentimientos de la persona, ya que la ira es una respuesta normal ante la pérdida. Los terapeutas pueden ayudar a canalizar estas emociones hacia el compromiso con el tratamiento, motivando al paciente a utilizar su enojo como impulso para esforzarse en la rehabilitación.

Negociación

La negociación es un intento de la persona por “regatear” con su situación. A menudo, esta fase se manifiesta en la esperanza de que los esfuerzos en rehabilitación puedan revertir las secuelas del ictus. Es común que el paciente piense: “Si me esfuerzo lo suficiente, podré recuperar completamente mi movilidad” o “Si cumplo con todas las indicaciones, recuperaré la vida que tenía antes”.

Si bien la motivación es clave para el proceso de rehabilitación, los profesionales deben ayudar al paciente a establecer metas realistas y graduales, y a entender que la recuperación es un proceso progresivo. Este enfoque evita la desilusión y el agotamiento emocional, que pueden surgir cuando las expectativas no se cumplen de forma inmediata.

Depresión

La fase de depresión es una respuesta común cuando la persona toma conciencia de la permanencia de algunas secuelas. En este momento, pueden surgir sentimientos de tristeza, desesperanza y pérdida de interés en las actividades, incluyendo la rehabilitación. La persona puede empezar a aislarse, experimentar ansiedad o, en casos graves, presentar síntomas de depresión clínica.

En esta fase, es esencial el apoyo emocional y psicológico. Los terapeutas y el equipo de salud deben estar atentos a los síntomas de depresión y, si es necesario, trabajar en conjunto con psicólogos o psiquiatras para abordar estos aspectos. Las terapias de grupo, en las que el paciente pueda relacionarse con personas en situaciones similares, pueden ser útiles para reducir el aislamiento y mejorar la percepción de autoeficacia.

Aceptación

La fase de aceptación no significa que el paciente esté “conforme” con sus pérdidas, sino que ha llegado a un estado de paz y comprensión respecto a sus capacidades actuales. En esta etapa, la persona se encuentra más dispuesta a aceptar su nueva realidad y a explorar alternativas para adaptarse y continuar con su vida de la mejor manera posible. La aceptación permite al paciente abordar la rehabilitación de forma más positiva y realista, reconociendo los logros y trabajando dentro de sus nuevas posibilidades.

La fase de aceptación suele marcar un momento de mayor autonomía en el proceso de rehabilitación. Aceptar sus limitaciones y fortalezas puede motivar a la persona a desarrollar nuevas habilidades y a encontrar actividades que le proporcionen bienestar y satisfacción personal, incluso si no se recuperan todas las capacidades previas al ictus.

El proceso de duelo en la rehabilitación post-ictus es único para cada persona, y puede extenderse durante meses o años. Comprender las fases del duelo ayuda a los profesionales y familiares a ofrecer el apoyo adecuado en cada etapa, favoreciendo una rehabilitación integral. A medida que el paciente atraviesa estas fases, su entorno debe promover un ambiente de empatía y respeto, considerando el impacto emocional del ictus y brindando el acompañamiento necesario para fortalecer la resiliencia del paciente.

Para terminar, queríamos recoger una de las frases de la doctora Kubler Ross que dice, “La vida es ardua. La vida es una lucha. La vida es como ir a la escuela; recibimos muchas lecciones. Cuanto más aprendemos, más difíciles se ponen las lecciones”. En Neuron te esperamos con esa empatía y respeto, fruto de años de especialización, para seguir este proceso que es un reto para todos.

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