Ictus y Epilepsia: ¿Están Relacionados?

Descubre cómo el ictus y la epilepsia están relacionados
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La epilepsia es un trastorno neurológico crónico caracterizado por la presencia de convulsiones recurrentes o esporádicas. Estas convulsiones son episodios súbitos de actividad eléctrica anormal en el cerebro, lo que provoca una variedad de síntomas que pueden ir desde breves períodos de confusión o ausencias (también llamadas crisis de ausencia) hasta convulsiones físicas intensas con movimientos involuntarios de los músculos y pérdida de conciencia. Pero, ¿qué significa una convulsión?

Las células del cerebro envían señales eléctricas entre sí, que pasan a través de fibras nerviosas a todas las partes del cuerpo. Si tiene epilepsia, la actividad eléctrica puede desordenarse y las señales pueden mezclarse. Una explosión repentina y anormal de actividad eléctrica en el cerebro puede provocar una convulsión.

Una convulsión puede tener muchos tipos diferentes de síntomas, que pueden incluir efectos sensoriales, cognitivos, emocionales y físicos.

¿Cómo se relacionan el ictus y la epilepsia?

El ictus y la epilepsia son dos condiciones neurológicas que, aunque distintas, pueden estar estrechamente relacionadas en ciertos casos. Un ictus, también conocido como accidente cerebrovascular, ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe, lo que provoca daño cerebral. La epilepsia, por otro lado, es una afección caracterizada por la presencia de convulsiones recurrentes debido a una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Ambos trastornos afectan el sistema nervioso central, y el ictus puede ser una causa significativa de epilepsia en personas adultas, que según datos facilitados, los ictus son la causa del 10 % de los nuevos diagnósticos de epilepsia en adultos.

El vínculo entre ictus y epilepsia se da principalmente cuando el daño cerebral causado por el ictus provoca una reorganización anormal de las neuronas o cicatrices en el tejido cerebral. Esta reorganización puede generar descargas eléctricas anormales que dan lugar a convulsiones epilépticas. Esto convierte al ictus en una de las causas más comunes de epilepsia de inicio tardío, particularmente en personas mayores.

Epilepsia post-ictus

La epilepsia post-ictus se refiere a las convulsiones que aparecen como resultado directo del daño cerebral causado por un ictus. No todas las personas que sufren un ictus desarrollan epilepsia, pero las que sí lo hacen suelen experimentar convulsiones en dos períodos de tiempo:

  • Convulsiones tempranas: Ocurren en los primeros días o semanas después del ictus. Estas convulsiones suelen estar relacionadas con la inflamación o irritación aguda del cerebro, aunque no siempre evolucionan hacia una epilepsia crónica.
  • Convulsiones tardías: Pueden presentarse meses o incluso años después del ictus. Estas convulsiones tardías son más indicativas de la aparición de epilepsia crónica, ya que son resultado de la cicatrización cerebral y la reorganización de las conexiones neuronales.

Factores de riesgo de epilepsia post-ictus

No todas las personas que han sufrido un ictus desarrollan epilepsia. Sin embargo, hay ciertos factores que aumentan el riesgo, como:

  • Ictus hemorrágico: Los ictus que involucran sangrado en el cerebro (hemorragias) tienen más probabilidades de causar convulsiones en comparación con los ictus isquémicos, que son los causados por la obstrucción de una arteria.
  • Gravedad del ictus: Un ictus más grave y extenso tiende a dañar una mayor cantidad de tejido cerebral, lo que incrementa el riesgo de desarrollar epilepsia.
  • Localización del ictus: Los ictus que afectan áreas específicas del cerebro, como el lóbulo temporal, están más relacionados con la aparición de epilepsia, ya que esa zona es particularmente susceptible a la generación de convulsiones.

Pronóstico de la Epilepsia en Personas que Han Sufrido un Ictus

El pronóstico de la epilepsia post ictus puede variar considerablemente según factores como la localización y el tamaño de la lesión, el tipo de ictus (isquémico o hemorrágico) y la rapidez con la que se detecta y trata la condición.

En términos generales, las crisis epilépticas pueden aparecer en diferentes momentos tras el ictus. Como comentamos anteriormente, si ocurren dentro de las primeras 24 horas o en los primeros días, se consideran crisis epilépticas tempranas, que suelen tener un mejor pronóstico y en muchos casos no evolucionan hacia epilepsia crónica. Sin embargo, las crisis tardías, que aparecen semanas, meses o incluso años después del ictus, tienen una mayor probabilidad de convertirse en epilepsia crónica.

El manejo médico adecuado, incluyendo el uso de fármacos antiepilépticos, es crucial para controlar las crisis y mejorar el pronóstico a largo plazo. La mayoría de los pacientes responde bien al tratamiento con medicamentos, aunque en algunos casos, pueden ser necesarias terapias adicionales, como la estimulación del nervio vago o intervenciones quirúrgicas para controlar las crisis refractarias. Si la epilepsia post ictus es tratada de manera temprana y eficaz, muchos pacientes pueden llevar una vida funcional con un riesgo controlado de nuevas crisis.

Para las personas que ya han sufrido un ictus, es importante estar atentos a los posibles síntomas de epilepsia, como episodios de confusión, movimientos anormales, pérdida de conciencia o convulsiones. El control temprano de las convulsiones puede mejorar significativamente la calidad de vida. Y antes de terminar, algunas recomendaciones básicas para afrontar estas situaciones que, si bien son difíciles, podemos atender mejor. Trata de mantener la calma, en la medida de lo posible y acompaña a esta persona que está sufriendo convulsiones, anota la duración de la convulsión y llama al 112.

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