La parálisis facial es una enfermedad que se basa en la pérdida del movimiento muscular de la cara, causada por afectaciones en el nervio facial.
Que se encarga de transmitir la información desde el cerebro hasta los músculos de la cara, a excepción de los músculos usados para el proceso de deglución.
Las personas que sufren una parálisis facial pueden experimentar varios síntomas, pero los más característicos son la debilidad muscular en la mitad del rostro afectado, la imposibilidad de levantar la última parte de la ceja, alteraciones en el oído, en la lengua, dificultades para cerrar el ojo y para sonreír, entre otras.
Esta condición puede surgir de forma repentina y, aunque a menudo se asocia con causas físicas, como infecciones o traumatismos, las emociones también pueden desempeñar un papel importante.
Diversos estudios se han enfocado en investigar de qué forma el estrés, la ansiedad y otros factores emocionales pueden tener un posible impacto en el sistema nervioso, llegando incluso a desencadenar o agravar esta condición.
En este artículo, exploramos cómo se relacionan las emociones con la parálisis facial, mencionamos además los síntomas de la parálisis y, finalmente, brindamos algunos consejos para prevenir la parálisis facial relacionada con factores emocionales.
¿Qué es la parálisis facial y cuáles son sus tipos?
La parálisis facial es una afectación en el nervio facial, también conocido como VII par craneal, que se encarga de controlar los movimientos de los músculos que le permiten al ser humano sonreír, mover la ceja o gesticular, así como realizar otro tipo de expresiones.
Por esto, al momento de sufrir una afectación en el nervio facial, quienes padecen la parálisis tienen una disminución notoria en la capacidad de mover los músculos del rostro. Se distinguen dos tipos de parálisis facial: la periférica y la central.
La primera de ellas es la forma más común y se produce cuando el nervio facial se ve afectado fuera del cerebro, generalmente en un solo lado del rostro.
Por otro lado, la parálisis facial central ocurre cuando hay una afectación a nivel cerebral, no directamente en el nervio. Por esta razón, la zona afectada suele incluir solo la mitad inferior del rostro, lo que implica que no exista dificultad para cerrar el ojo.
Este tipo de parálisis es más grave, ya que puede ser consecuencia de diversas afectaciones neurológicas, como un accidente cerebrovascular, un tumor o alguna malformación cerebral.
Dada la diferencia entre ambos tipos, la duración de la parálisis también varía. La parálisis facial periférica puede durar unas horas y agravarse en el transcurso de dos o tres semanas, para luego mejorar gradualmente.
En cambio, la gravedad de la parálisis facial central depende del caso particular, pero puede extenderse entre 4 y 6 semanas, y, en situaciones más complejas, el tiempo de recuperación puede alcanzar los 6 meses.
¿Pueden las emociones desencadenar parálisis facial?
Aunque la parálisis facial puede tener múltiples causas, algunas son más comunes, como la parálisis de Bell, que representa la causa en un alto porcentaje de los casos. Esta se manifiesta como una afectación súbita en la movilidad de los músculos faciales.
Está vinculada con la inflamación del nervio facial debido a una infección causada por el virus de la familia del herpes simple. También pueden influir en las causas la infección por el virus de la varicela zóster, lesiones por tumores, traumatismos craneales y accidentes quirúrgicos.
Asimismo, pueden incidir enfermedades autoinmunes, como la diabetes mal controlada o la hipertensión. En algunos casos, no se logra identificar una causa concreta, pero se ha avanzado en el estudio de la relación entre las emociones y la aparición de parálisis facial.
Este fenómeno ha sido abordado como una forma de somatización emocional en el rostro, donde las cargas psíquicas afectan funciones neuromusculares.
Emociones intensas como el estrés crónico, la ansiedad o los traumas psicológicos pueden actuar como desencadenantes, lo cual se debe a que el sistema nervioso autónomo, al reaccionar frente a las emociones, puede generar inflamación o disfunción temporal del nervio facial. Aquí es donde se evidencia el impacto del estrés en el sistema nervioso.
Cabe mencionar que a pesar de ello, un porcentaje alto de pacientes se recupera sin secuelas, representando entre el 70% y el 80% de los casos.
Causas emocionales de la parálisis facial: estrés y ansiedad
Entre las causas emocionales de la parálisis facial destacan el estrés y la ansiedad. Se ha demostrado que el estrés crónico altera la estructura cerebral, produciendo una disminución del hipocampo, área responsable de la memoria a corto plazo y el aprendizaje.
Este vínculo ha dado lugar al estudio específico entre estrés y parálisis facial, observando cómo altos niveles de tensión emocional pueden actuar como factores desencadenantes.
Además, el estrés crónico incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y de sufrir accidentes cerebrovasculares.
También se ha comprobado que el estrés debilita el sistema inmunológico, facilitando la infección por virus, como el herpes simple, que, como se mencionó anteriormente, está asociado a la aparición de la parálisis facial.
Por su parte, la ansiedad crónica afecta directamente el estado funcional del sistema nervioso y también el del sistema inmunológico, lo que puede causar bloqueos nerviosos o espasmos.
Síntomas de la parálisis facial relacionada con factores emocionales
Los síntomas de la parálisis facial asociada a factores emocionales son similares a los causados por otras razones, pero pueden acompañarse de señales que reflejan la carga emocional del paciente.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:
- Pérdida de la capacidad de movimiento en un lado de la cara.
- Dificultad para cerrar completamente un ojo o para sonreír de forma simétrica.
- Molestia o dolor detrás de la oreja.
- Hiperacusia (aumento de la sensibilidad auditiva).
- Alteraciones en el gusto.
- Ansiedad o síntomas depresivos presentes de forma simultánea.
- Fatiga emocional o sensación de «agotamiento nervioso» antes del episodio.
- Cuadros de ansiedad o depresión asociados.
Además, algunas personas pueden presentar trastornos del sueño, dificultades respiratorias, palpitaciones, desesperanza, desánimo, entre otros síntomas emocionales y físicos.
¿Cómo prevenir la parálisis facial relacionada con factores emocionales?
Para prevenir la parálisis facial relacionada con factores emocionales, es esencial priorizar el cuidado de la salud mental y la regulación emocional. Una herramienta eficaz es el ejercicio físico regular, que ayuda a disminuir el estrés y controlar la ansiedad.
La alimentación balanceada, junto con horarios regulares para comer, también es fundamental, al igual que mantener hábitos saludables, como dormir bien, evitar el consumo excesivo de alcohol, y no fumar ni consumir sustancias psicoactivas.
Además, el uso de técnicas de meditación y relajación es cada vez más común para reducir el estrés en una sociedad marcada por la sobrecarga emocional.
Cuando los estados emocionales intensos superan la capacidad de afrontamiento, lo más adecuado es buscar terapia psicológica, especialmente terapia cognitivo-conductual, que permite gestionar la ansiedad, reconocer pensamientos negativos y abordar traumas no resueltos.


